En el tren descarrilado

junio 10, 2018 Desactivado Por Alejandro Salazar

TIERRA DE BABEL

Jorge Arturo Rodríguez

 

Por todas partes, por todos lados, de todas las formas y modos, por todos los medios y hasta en los baños, nos arrojan propaganda política electoral, sin contar la gubernamental por ahora en veda –otra historia es la voraz publicidad comercial-, que nos causa la sensación de vómito, si no es que lo hacemos con el hedor de la bilis. Ya no sabemos, o al menos un servidor, si enojarme, encabronarme, reír, llorar, reír con llanto o llorar con carcajadas, escribiera el poeta Juan de Dios Peza.

         De ahí que intentaré no referirme a los acontecimientos trágicos (de) generados por la violencia; al hambre y las injusticias por muchos padecida; espero no comentarles de los desperdicios –en todos los sentidos- electorales, menos ahora que se avecina el 1 de julio. Tenemos que concentrarnos, meditar, reflexionar nuestro voto.

         El pasado 5 de junio fue el Día Mundial del Medio Ambiente. Pa’ muchos pa’ lo que importa. Y pa’ pocos, pos hacen su luchita, ponen su granito de arena, y enseguida las palabras: “Hagamos conciencia”. Ajá. Cada día nos alejamos más de esa palabrita -¡esa acción!- que puede salvar al mundo.

         Ese mismo día fue el cumpleaños 120 del gran poeta Federico García Lorca. Desde luego, pocos nos acordamos y pal caso, da igual. Ahí les va el poema “Sorpresa”:

 

“Muerto se quedó en la calle
con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.

¡Cómo temblaba el farol!
Madre.
¡Cómo temblaba el farolito
de la calle!

Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abiertos al duro aire.

Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.”

 

Él escribió: “La única cosa que la vida me ha enseñado, es que la mayoría de las personas pasan sus vidas embotelladas dentro de sus casas haciendo las cosas que odian.”

En 2011 la revista Nexos publicó el ensayo “Mexicano ahorita, retrato de un liberal salvaje”, resultado de un estudio realizado por la misma revista. Ahora en el 2017 lo elaboraron de nuevo, y en unos de sus párrafos apuntan: “…se mantiene el profundo individualismo encontrado en 2011, los mexicanos continúan creyendo más en sí mismos que en el país donde viven, pero con un creciente enojo y sentimiento de abandono del gobierno. En este entorno cada quien continúa buscándose la vida como puede, y el altruismo y solidaridad frente a las tragedias son solamente un paréntesis en la lucha “de cada quien para su santo”. Seguimos sin poder articular una visión o un sueño común, y seguimos divididos por las diferencias de expectativas, interpretaciones de la realidad y las experiencias diarias en el trabajo, en la interacción social y en el trato entre nosotros. Hace siete años quizás sabíamos que había “ladies” y “lords” pero no los habíamos etiquetado. En estos siete años la prepotencia y el maltrato empezaron a tener cara e identidad.”

         Luego señalan: “Encontramos un estado de ánimo más pesimista, más personas piensan que viven peor que sus abuelos y que sus hijos vivirán peor que ellos. Crece el grupo que ha hecho lo que se le dijo que debía hacer, ir a la escuela, sacar buenas notas, cumplir con sus obligaciones, sin embargo, la sociedad y el país no han hecho su parte, México le sigue quedando a deber a una parte significativa de los mexicanos. No es de extrañar que ante la desconfianza sobre los otros los mexicanos sigamos pensando que nuestra patria es nuestra familia. Los mexicanos, como personas, sí sabemos hacia dónde vamos y qué queremos, pero el país sigue a la deriva. El enojo social extendido es el tema que subyace los resultados de la investigación.” (nexos.com.mx, 01-05-18).

         No es grave el asunto, sólo vamos en el tren descarrilado, y de pilón, en sentido contrario.

         Volviendo al miedo ambiente, digo, medio ambiente. Si seguimos así vaya a usted a dónde vamos a parar.

         Sólo les comparto lo que dijo Adam Frank, de la Universidad de Rochester, sobre el cambio climático y calentamiento global: «Si cambias el clima de la Tierra lo suficiente, hay un punto de no retorno en el que será demasiado tarde para cualquier acción; hay que dejar de pensar en la evolución de la humanidad por sí misma, y empezar a considerar que el planeta y nuestra especie evolucionan de modo conjunto».

         O sea, nos juntamos o no nos juntamos. O lo que es lo mismo, copulamos –en el sentido más amplio y creativo- o ya valimos…

        

De cinismo y anexas

 

En el caos hay orden, dicen. Paul Auster decía que “necesitamos desesperadamente  que nos cuenten historias. Tanto como el comer, porque nos ayudan a organizar la realidad e iluminan el caos de nuestras vidas.”

         No todo está perdido. Me enteró que el bailarín mexicano Isaac Hernández recibió el Premio Benois de la Danse 2018, considerado a nivel internacional como el Oscar del ballet. Ahí nomás.

         Un comunicado del sitio web de los Premios Benois señala: “Es un reconocimiento al incansable trabajo, profesionalismo, disciplina, virtuosismo y pasión que demuestran los mejores bailarines del mundo en cada interpretación, en su día a día, en cada temporada, en cada clase, en cada ensayo y en cada obra.”

         Mexicanos al grito de…

         Ahí se ven.

 

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