La destrucción en Marco Island, la pequeña ciudad de Florida que fue una de las más golpeadas por el feroz huracán Irma
septiembre 12, 2017Mientras el huracán Irma inundaba su casa y destruía algunas de sus cosas más preciadas, el marinero Denis Schneider recordaba una frase del poeta estadounidense T. S. Elliot.
«Y dijo Dios // su profecía al viento, al viento solamente porque solo // sabe escuchar el viento».
Schneider vive en Goodland, un vecindario pesquero de la ciudad de Marco Island, al suroeste de Florida.
Es uno de los sitios en Estados Unidos, junto a Naples y Key West, en el que más destrozos ocasionó el temido huracán Irma.
El ojo del sistema tropical alcanzó Marco Island a las 15:30 del domingo, hora local, como un huracán categoría 3 y vientos de más de 200 kilómetros por hora.
Dos horas después, el agua ya había cubierto hasta el cuarto escalón de la casa de Schneider y se filtraba por su techo.
Mientras conversa con BBC Mundo este lunes, Denis coloca al sol su vieja colección de revistas sobre navegación y barcos.
Pese a ser un gran aficionado al tema, el marinero de 85 años asegura que no ve «los pronósticos meteorológicos que jóvenes inexpertos realizan en la televisión».
No se esperaba que Marco Island fuera parte del recorrido devastador de Irma, pero así fue.
Debido a un giro de última hora, fue la costa oeste de Florida la más castigada por el paso de Irma, cuando los pronósticos previos apuntaban a que el impacto directo sería sobre la costa en la que se encuentra Miami.
Schneider vivió durante muchos años en un bote e incluso asegura que logró salvarse, en su embarcación, del paso del poderoso huracán Allen, que en 1980 arrasó con el Caribe y el golfo de México.
No es la primera vez que le toca sacar el lodo de la sala de su casa, y está seguro que no es la última vez que lo hará.
Por ello señala que Irma le quitó algunas cosas, pero no le quitó el sueño.
El camino
Unos 170 kilómetros separan a Miami, donde se esperaba que ocurriera el desastre, de Marco Island, donde sucedió el desastre.
En el medio está el Parque Nacional de los Everglades, una extensa área pantanosa con abundante flora y fauna.
Por el huracán, la marejada alcanzó a la reserva forestal e incluso ganó espacio en parte de la carretera.
En el camino hay que esquivar árboles, señales de tránsito e incluso una torre de alta tensión.
Y algunos tramos parecen alfombrados por el follaje de los árboles que quedaron desnudos por la fuerza del viento.
Antes de llegar al puente que desemboca en Marco Island, es necesario abandonar la carretera para no entrar en contacto con un cable de alta tensión que fue derribado por una enorme rama que se vino abajo.